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ROSA POLAR, la belleza que vino del frío

Su nombre botánico es Rhodiola Rosea pero se la conoce como rosa polar, un nombre precioso ¿verdad? Esta es una planta que crece en las regiones más frías del norte de Europa, el litoral del Ártico y las zonas alpinas de las grandes montañas, y la han usado con fines tónicos y medicinales desde los vikingos hasta los médicos mongoles o los emperadores chinos, que enviaban expediciones a Siberia para traer lo que ellos llamaban ‘raíz del oro’. Hasta en el antiguo tratado De Materia Médica, que el griego Dioscórides escribió en el año 77 dC, aparecía citada con el nombre de Rodia Riza como ingrediente de diferentes preparados medicinales.

Pues es precisamente de esta maravillosa planta de donde se extraen una serie de activos -rosavinas, flavonoides y ácidos fenólicos- con los cuales se formula el Happy Skin, un potente neurocosmético de origen vegetal con efecto antioxidante, relajante y de bienestar, presente en nuestra crema hidratante Make my Day.

Pero ¿cómo es que utilizamos esta planta? Al fin y al cabo, no es de las más corrientes en nuestro país. La razón es que tiene unas propiedades absolutamente únicas que os queremos explicar.

 

PROPIEDADES DE LA ROSA POLAR (RHODIOLA ROSEA)

La rosa polar es una planta de hojas verdes y flores amarillas que, cuando se cortan, desprenden un aroma parecido al de las rosas, de ahí su nombre. Pero lo que en realidad se usa de la planta son sus raíces y rizomas, ya que es allí donde se concentran todas sus propiedades.

– Contra la depresión – Tradicionalmente, en los países de Europa del Este y Asia, la raíz de esta planta era muy conocida y se usaba para estimular el sistema nervioso, mejorar el rendimiento y tratar la depresión clínica. Y en los países que tienen prolongados períodos invernales con muy pocas horas de luz solar, se ha llegado a usar, combinada con otros medicamentos, para tratar lo que conocemos como Trastorno Afectivo Estacional (TAE) causado por los bajos niveles de serotonina y melatonina y que presenta síntomas como desajustes en los ciclos de sueño y cambios importantes en el humor y el estado de ánimo.

– Regula las funciones del cuerpo – En la antigua Unión Soviética, era una planta ya conocida y utilizada desde siglos atrás. Pero en la segunda mitad del siglo XX, durante los años de la Guerra Fría, cuando la URSS competía ferozmente con Occidente en desarrollo espacial, carrera armamentística, deportes olímpicos y en todos los ámbitos de la medicina y la ciencia, pusieron en marcha un potente programa de investigación sobre plantas y hierbas medicinales con propiedades adaptogénicas, entre las cuales se encontraba la Rhodiola rosea. Y os preguntaréis, ¿qué son los adaptógenos? Pues son sustancias naturales que se encuentran solamente en algunas plantas y que tienen la propiedad de ayudar al cuerpo a alcanzar un óptimo rendimiento tanto mental como físico y sin causar efectos secundarios.

La rosa polar es una de estas plantas y se le atribuyen las propiedades de aumentar la resistencia del cuerpo y facilitar la regulación de sus funciones. ¡Tenemos una joya, vamos!

– Mejora el estado físico y anímico – Ya a finales de los años 80 se pudieron medir en laboratorio los niveles de β-endorfinas antes y después del tratamiento con Rhodiola Rosea y los resultados eran espectaculares. Otros estudios más recientes han descrito también que el tratamiento oral con esta planta mejora no solo el estado de ánimo, sino el estado físico en general.

– Antioxidante – Y para acabar, gracias a la presencia de activos como flavonoides y compuestos polifenólicos, la raíz de la rosa polar tiene también efecto antioxidante y antiinflamatorio, protegiendo frente al daño que producen los radicales libres, es decir, tiene efecto anti-envejecimiento celular.

 

¿POR QUÉ HABLAMOS DE NEUROCOSMÉTICA?

Una de las propiedades más espectaculares del activo Happy Skin, como su propio nombre indica, es aportar bienestar a nuestra piel y, de rebote, a nuestro cuerpo. ¿Por qué? Porque como decíamos antes, es un neurocosmético que estimula la producción de β-endorfinas, que ya hemos citado antes y que son uno de los cuatro químicos  popularmente conocidos como ‘la química de la felicidad’ (los otros tres son la serotonina, la dopamina y la oxitocina).

Vamos a explicarnos mejor: Nuestra piel reacciona inmediatamente a los estímulos físicos (al contacto, al frío, al calor, etc.), y también a los estímulos emocionales (estrés, vergüenza, etc.). Para los científicos la cosa estaba en averiguar qué reacción química se produce para que haya esta interacción; la respuesta se encuentra en que se produce la liberación de neurotransmisores, que son unos compuestos capaces de transmitir información de la piel al cerebro y viceversa.

A partir de aquí, el objetivo de los laboratorios cosméticos estaba claro: si se pudiera aplicar sobre la piel una producto que estimule la producción de estos neurotransmisores, no solo mejoraría su aspecto, también podría aportar placer y bienestar al resto del cuerpo y de la mente. Y si encima pudiera hacerse con un componente de origen vegetal, ¡eureka! Y la respuesta es que sí, que se puede, y es gracias a las propiedades de la rosa polar.

Así nació el activo Happy Skin, que se ha convertido para nosotras en uno de los aliados más queridos de nuestra hidratante Make my Day. Un activo fito-tonificante de origen natural que actúa de dos maneras: tiene propiedades antioxidantes y estimula la producción de endorfinas de la piel. El resultado es una apariencia mejorada con efecto de bienestar instantáneo, sin duda el mejor argumento del que podemos presumir.

 

Inma Sebastía

Periodista especializada en belleza y lifestyle

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