Como tomar el sol sin quemarse-Alice in Beautyland-brunette

SOL o no SOL, ¡que no sea un dilema!

Es el tema ineludible cuando llega el verano, ¿podemos o no podemos tomar el sol? ¿Cuándo, cuánto, cómo…?

Para empezar, no olvidemos que al astro rey le debemos muchísimas cosas buenas: su calor hace posible la vida en la Tierra que, sin sol, se convertiría en un planeta inhabitable, es fuente de energía, nos ilumina, es elemento imprescindible en procesos biológicos como la fotosíntesis de las plantas, por ejemplo, tan importante a la hora de convertir el dióxido de carbono en oxígeno, y su radiación ultravioleta es también responsable de la formación de vitamina D, necesaria para regular la fijación del calcio en los huesos, entre muchos otros beneficios.

Pero por otro lado, exponerse a él sin precaución no hay ya ninguna duda de que puede ser causa de graves problemas para nuestra piel; no es ningún cuento que al sol, te quemas. Si a esto añadimos el aumento de nuestras expectativas de vida, nos encontramos con que tomamos más horas de sol a lo largo de nuestra vida y, en consecuencia, aumentan también las probabilidades de sufrir algún problema si no vamos con cuidado.

Entonces, ¿podemos o no podemos tomar el sol? La respuesta, como siempre, está en la moderación y en el sentido común, en este caso, en el cómo y el cuánto. El sol es necesario, ¡pero sin pasarse, claro!

HAY RAYOS …Y RAYOS

El sol emite diferentes tipos de radiaciones que se diferencian entre sí por su longitud de onda, y cada uno actúa de diferente manera sobre la superficie terrestre y sobre nuestra piel. Vamos a verlos uno a uno:

Rayos Infrarrojos – Este tipo de radiación es la de longitudes de onda más largas y es la responsable del aumento de temperatura, son estos rayos los que producen sensación de calor sobre nuestra piel. El CO2 y las gotas de agua que contienen las nubes absorben gran parte de los rayos infrarrojos.

Radiación Utravioleta – Este tipo de radiación es la de longitudes de onda más cortas, lleva mucha energía y puede alterar las moléculas de ADN. Gran parte de estas radiaciones son absorbidas por las capas altas de la atmósfera, especialmente las de longitud más corta, y son los rayos más nocivos, por lo que debemos protegernos de ellos. Se divide en tres tipos:

 ☀ Rayos Ultravioleta A (UVA) – constituyen el 99% de todas las radiaciones ultravioleta que llegan hasta la superficie terrestre; afortunadamente, la mayor parte de ultravioletas B y C (los más nocivos) son absorbidos por las diferentes capas de la atmósfera, especialmente por la capa de ozono. Los UVA llegan hasta la capa más profunda de nuestra piel, la dermis, y son los responsables del bronceado y también del envejecimiento de la piel.

 ☀ Rayos Ultravioleta B (UVB) – esta radiación es parcialmente absorbida por la capa de ozono, pero los rayos que consiguen llegar hasta la superficie terrestre son dañinos para la capa más externa de nuestra piel, la epidermis, y son los causantes de quemaduras y problemas graves, como el cáncer de piel. De ahí la importancia de preservar la capa de ozono, pues su desaparición es fatal para nuestra salud.

 ☀ Rayos Ultravioleta C (UVC) – esta radiación es muy peligrosa para nuestra salud, pero es totalmente absorbida por el oxígeno y el ozono de la atmósfera, por lo que no llega a la superficie terrestre.

CÓMO PROTEGERNOS

La única manera de protegernos de los rayos solares es poner una barrera entre el sol y nuestra piel, así que lo que os vamos a explicar ahora son los tipos de barreras protectoras que podemos utilizar y que llamamos fotoprotectores.

  • Fotoprotectores físicos – en este caso hablamos de cualquier elemento que pongamos entre el sol y nosotros, desde unas gafas de sol o un sombrero hasta la propia ropa con la que nos vestimos o incluso los maquillajes minerales, que actúan como barrera física protectora, por ejemplo, y de los que hablaremos más adelante.

Ponerse a la sombra de los toldos de un chiringuito también es protección física pero ¡cuidado! porque la arena, al igual que ocurre con la nieve, refleja los rayos solares, así que no es protección total y hay que aplicarse crema igualmente.

• Fotoprotectores biológicos – son los que nuestro propio cuerpo genera para protegerse de las quemaduras: cuando la piel está expuesta al sol se activa la producción de melanina, que es lo que da el tono bronceado y, hasta cierto punto, nos protege.

• Fotoprotectores químicos – son los productos en gel, crema y otras texturas que nos aplicamos para proteger la piel de la radiación ultravioleta A y B gracias a los filtros que llevan en sus fórmulas.

Llegados a este punto, lo principal es detectar qué tipo de protección necesitamos según nuestra piel y según la exposición solar a la que vamos a someternos, no es lo mismo ir a la playa que salir a pasear al aire libre, practicar alguna actividad física en el exterior, jugar con tus hijos en el parque, etc. Ten en cuenta:

  ☛ Qué partes de tu cuerpo van a estar expuestas al sol.

  ☛ Cuánto tiempo vas a estar en el exterior para prever si tendrás que ponerte crema varias veces.

  ☛ Lo más importante, cuál es tu tipo de piel: si te bronceas fácilmente o si, por el contrario, tu piel suele enrojecer enseguida, si eres pecosa, rubia o morena, con piel aceitunada o de piel muy clara. Ten en cuenta, además, que las características de la piel varían con la edad y que no son las mismas en todo el cuerpo; la piel del rostro, escote, hombros suele ser más sensible que la de las piernas, por ejemplo.

  ☛ Y por último, de qué tipo de radiación te protege tu crema solar.

¿QUÉ FACTOR DE PROTECCIÓN NECESITO?

Todas las pieles se queman, aunque unas más rápido que otras. Para calcular qué protección necesitas es importante que tengas esto en cuenta, ya que el índice de protección (SPF) te permite aumentar el tiempo de exposición antes de que tu piel se queme. Por ejemplo, si tu piel puede estar bajo el sol 10 minutos hasta que se produce quemadura solar, una crema con índice protector SPF 12, te permitiría multiplicar por 12 los minutos de exposición. En este caso serían 120 minutos sin quemarte. Eso sí, hay una condición: esto se cumple siempre que USES CORRECTAMENTE la crema protectora, un detalle donde solemos fallar.

ASÍ SE USA CORRECTAMENTE LA CREMA SOLAR

Cuándo: la primera aplicación de protector solar, 30 minutos antes de exponerte al sol, lo que significa no solo media hora antes de tumbarte en la playa, sino antes de salir a la calle en verano, aunque sea para ir a trabajar.

Frecuencia: según el cálculo que te acabamos de explicar más arriba (el SPF multiplicado por los minutos que puedes estar al sol sin quemarte); pero si te bañas, por ejemplo, debes repetir la aplicación siempre al salir del agua. Y si tu piel es más sensible en cara y escote, por ejemplo, puedes optar por usar un solar específico para esta zona o repetir la aplicación con mayor frecuencia.

Cantidad: para cara y cuello necesitas una cantidad de crema del tamaño equivalente a  una moneda de 20 céntimos de euro (2cm de diámetro); para el cuerpo, varía de unas personas a otras, claro, pero en general piensa en la cantidad de crema que cabe en un vasito de chupito, sí, has oído bien, esa es la cantidad que, por término medio, hemos de repartir por nuestro cuerpo para asegurar una buena protección. A ver, ¿cuántas de nosotras lo estábamos haciendo bien?

Ten en cuenta: los índices de protección SPF solo protegen de los rayos UVB (los más nocivos de los que llegan hasta la superficie terrestre); para estar segura de que la crema también te protege frente a los UVA, en el envase debe indicar que la protección es ‘de amplio espectro’.

ALICE IN BEAUTYLAND TAMBIÉN TE PROTEGE

Pues sí, aquí también pensamos en la protección de la piel bajo el sol. ¿Te preguntas cómo? Pues con los maquillajes minerales Beauty Me y Blush Me. Por si no lo sabías, son muy buenos protectores solares físicos, con un índice SPF que está en torno al 15-20.

¿Por qué es así? Pues porque contienen dióxido de titanio y óxido de zinc, ambos excelentes protectores solares físicos. No contienen nanopartículas y son muy seguros, algo que no puede decirse de todos los fotoprotectores químicos.

Y tienen ventajas añadidas: son súper fáciles de reaplicar a lo largo del día –brocha, espejito y ya está-, y al ser protectores físicos actúan de manera inmediata y son mejores para la piel y para el medio ambiente.

¡Y RECUERDA!

NO tomes el sol entre las 12 y las 16h

COMPRA una crema con factor de protección (SPF) adecuado a tu piel

ELIGE un producto solar que sea resistente al agua y al sudor

EXTIENDE la crema por todo el cuerpo sin olvidar la nuca, detrás de las orejas y el empeine de los pies, que al final siempre se queman

APLICA la protección solar media hora antes de exponerte al sol

PONTE crema también siempre antes de salir de casa

PROTÉGETE con crema solar aun estando bajo la sombrilla o en el chiringuito

REPITE la aplicación como mínimo cada 2 horas y después de cada baño

USA gafas de sol y alguna prenda de ropa si estás muchas horas en la playa o piscina

Y PONTE crema aunque esté nublado, que los rayos ultravioleta ¡traspasan las nubes!

Inma Sebastía

Inma es periodista especializada en belleza y lifestyle, lleva más de 25 años en la profesión y, entre otras cosas, ha sido directora de la revista Woman, profesora de periodismo de moda y ha tenido su propio centro de terapias y belleza natural.

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