Para quienes ya conocéis Alice in Beautyland, sabéis que uno de los pilares de la filosofía cosmética de la marca reside en el convencimiento de que sentirse bien con una misma es algo que se refleja en la piel. Eva y Aroa, las hermanas creadoras de estos cosméticos, no solo siempre lo han creído así, es que han vivido con ello ¡toda su vida! De hecho, debido a que ambas tienen una piel sensible, la relación piel-emoción es algo que conocen desde siempre de primera mano y por eso consideran la actitud como un ingrediente más.
Qué otra razón podría haber para escoger a la Alicia del País de las Maravillas a la hora de crear el imaginario de una marca que pone por delante de todo la actitud y la importancia de ser una misma. Es la misma razón que explica, por ejemplo, cómo no dudaron ni un segundo en incluir el activo Happy Skin en la hidratante MAKE MY DAY al saber que este neurocosmético ayuda a la piel a sentirse mejor y lleva unos ingredientes que por su función, aroma o textura provocan también sensaciones agradables.
¿PIEL SENSIBLE O PIEL REACTIVA?
• Médicamente, la piel sensible es difícil de diagnosticar pues no presenta signos clínicos cuantificables, solamente manifiesta lo que podríamos llamar factores de malestar como picores, tirantez, escozor o sequedad que a veces se visibilizan en forma de hinchazón, rojeces, descamación o eccemas. Lo más común es que este tipo de piel se relacione clínicamente con afecciones como rosácea, acné, dermatitis atópica o seborreica, psoriasis o eccema de contacto y suelen ser pieles con una respuesta sensorial alterada o con una barrera hidrolipídica más fina y permeable tanto a la penetración de elementos externos como a la evaporación de agua.
• La piel reactiva, en cambio, suele estar ligada a la sensibilidad y reacciona de una forma más exagerada a como lo haría una piel normal ante ciertos agentes, y en ocasiones incluso ante el contacto con el agua.
Según distintos estudios epidemiológicos, cada vez son más las personas que dicen tener una piel sensible y reactiva, y el número va en aumento. Como poseedoras de esta condición, las creadoras de Alice in Beautyland no dudaron en ningún momento acerca de fabricar una línea cosmética que abogue por la búsqueda continua de ingredientes y activos de calidad enfocados a conseguir una piel sana y equilibrada, siempre teniendo en cuenta este tipo de pieles.
¿POR QUÉ ES SENSIBLE TU PIEL?
La piel recubre todo nuestro cuerpo y esto la convierte en el órgano más grande de nuestro organismo; si la extendiéramos podría llegar a ocupar una superficie de 2 m2 en el caso de un adulto y actúa como protección frente al medio que nos rodea. Está llena de terminaciones nerviosas que responden inmediatamente al tacto, al frío, calor, dolor, etc. y que hacen, precisamente, que sea sensible a factores externos.
Sin embargo, cuando en cosmética hablamos de piel sensible y reactiva, son otros factores los que intervienen: la predisposición genética, los desajustes hormonales, la falta de sueño, la alimentación, el efecto de algunos fármacos, el estrés… Y es precisamente este último, el estrés, el que se convierte en motivo de estudio para la psicodermatología, especialidad médica encargada de estudiar la relación entre mente y piel.
¿Sabes por qué nos ruborizamos? Pues precisamente porque ante una determinada situación -de vergüenza, agobio o ansiedad, por ejemplo-, aumenta la segregación de adrenalina provocando una dilatación de los vasos sanguíneos del rostro.
Toda emoción se produce por un desencadenante químico de neuropéptidos y la piel tiene una gran cantidad de receptores de los mismos. La bioquímica Elisabeth Blackburn, Premio Nobel de Medicina en 2009 junto a Carol Greider y Jack Szostak por el descubrimiento de la telomerasa -enzima responsable del envejecimiento celular-, ha publicado junto con la psicóloga Elissa Epel el libro “The Telomere effect” en el que explican sus investigaciones sobre cómo nuestros hábitos de pensamiento y emociones influyen de forma rotunda en el estado de los telómeros de nuestras células.
✎ Solo un inciso antes de continuar: los telómeros son los extremos de los cromosomas; son los responsables de proteger el material genético y su longitud va mermando conforme envejecemos. Cuando Blackburn, Greider y Szostak recibieron el Nobel fue por el descubrimiento de que la telomerasa puede ayudar a evitar que los telómeros se acorten y, en consecuencia, proteger a los cromosomas del envejecimiento.
CÓMO RESPONDEMOS AL ESTRÉS
Los estudios de los que se habla en el libro se centran en analizar cómo influye nuestra respuesta al estrés en nuestro organismo:
→ Resulta que si percibimos una situación de estrés como una amenaza, los vasos sanguíneos se estrechan, los niveles de cortisol (hormona del estrés) se elevan y se reduce la producción de queratinocitos, fibroblastos y colágeno de la piel de forma muy notable. Como resultado, la piel se vuelve más apagada y fina y el sistema inmune, más irritable, más susceptible a reaccionar a sustancias ante las cuales en otro momento no tendría mayor problema.
→ En cambio, si el estrés se percibe como un desafío, como un reto, se produce el efecto contrario: el cortisol se equilibra y los telómeros se alargan.
La conclusión imperativa, tal y como dicen las propias autoras del libro, es que “la actitud importa”. Y has de saber que sus estudios han dado lugar a más de 10 mil artículos de científicos que avalan este hecho.
Por eso nuestra filosofía de marca considera la actitud como un ingrediente más de nuestra línea.
Así que lanzamos una propuesta: ¿Por qué no intentar plantearnos las situaciones de estrés como retos en lugar de amenazas?
CÓMO CUIDAR UNA PIEL SENSIBLE
Este cambio de actitud ante el estrés puede ser el primer paso, pero además, una piel sensible merece especial atención. Sobre todo, no minusvalores una sensibilidad cutánea y acude siempre a un dermatólogo para ver si puede determinar la causa y prescribir un tratamiento si es necesario.
Por nuestra parte, aunque hay tantos tipos de sensibilidad como características particulares, sí que queremos aconsejar una serie de aspectos generales a tener en cuenta:
• No descuides la hidratación para asegurar que la piel pueda ejercer su función natural de barrera cutánea. Utiliza para ello productos suaves, emolientes con ingredientes hidratantes naturales y testados dermatológicamente para pieles sensibles que eviten la pérdida de agua y le den flexibilidad.
• Usa limpiadores faciales suaves, como nuestro CLEANSE ME, especialmente indicado para este tipo de pieles pues evita el efecto rebote que tienen otros productos que pueden alterar el manto lipídico.
• Evita lavarte la cara con agua caliente y no abuses de peelings y exfoliantes agresivos ni de tratamientos con láser.
• Vigila hábitos, muchas veces inconscientes, como tocarte a menudo la cara cuando te sientes estresada o agobiada pues se pueden llegar a provocar infecciones como el acné.
• Bebe agua durante el día y sigue una dieta variada y rica en alimentos frescos.
• El sol es necesario para asimilar la vitamina D, pero tómalo con moderación y precaución y usa protección física, que es la mejor para este tipo de pieles. Nuestro maquillaje mineral BEAUTY ME está recomendado por muchos dermatólogos pues protege del sol de manera natural, además de que tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y calmantes, no obstruye los poros y tiene un acabado profesional sedoso de efecto aerógrafo.
Como ya hemos dicho antes, la piel es el órgano más grande del cuerpo y a diferencia del resto de órganos, permite visualizar ciertas interacciones provenientes tanto del interior como del exterior. Una rojez, una erupción o un prurito, por ejemplo, son avisos de la piel y si ante cualquier tipo de estrés emocional o físico somos capaces de ver esta respuesta como un desafío, tal y como plantean Elisabeth Blackburn y Elissa Epel, podemos cambiar la percepción de la piel sensible y entenderla como un indicador de alerta sobre algo que no es bienvenido en nuestro cuerpo.
Visto así, una piel sensible también puede ser toda una ventaja, ¿no te parece?
¡Escucha a tu piel y actúa en consecuencia!
