Seguramente ya adivinas de qué va este artículo, aunque te lo digamos en latín; hoy hablamos de la vid, bueno, concretamente del aceite de las pepitas de la uva, que es uno de los ingredientes de nuestros productos de cuidado de la piel.
Qué mejor momento que éste, en pleno otoño, temporada de vendimia por excelencia, para hablar del aceite de semillas de uva.
Pensando en esta planta, la Vitis Vinifera o vid, me doy cuenta de que de ella lo usamos todo: comemos sus frutos frescos en otoño e invierno, los mismos se dejan secar también para obtener las deliciosas uvas pasas, si se exprimen dan lugar al mosto que, si se deja fermentar, se convertirá en una de las bebidas más apreciadas desde la antigüedad, el vino. Hasta la leña de sus ramas -o sarmientos- que quedan después de su poda son muy apreciados para quemar al hacer una barbacoa pues su olor aromatiza lo que estés asando. Y por supuesto, de sus semillas o pepitas se obtiene un aceite de un suavísimo tono dorado que se usa tanto para consumo alimenticio como en cosmética por sus excelentes propiedades.
¿POR QUÉ NOS ENCANTA?
Pues por muchas razones, la verdad, porque tiene un montón de propiedades fantásticas:
- El aceite que se extrae de las semillas de la uva es muy apreciado por su alto contenido en los ácidos grasos esenciales linoleico y oleico que nuestro organismo no puede sintetizar por sí solo:
– El ácido linoleico es muy utilizado en cosmética por sus excelentes propiedades cuando se usa sobre la piel: tiene un gran poder humectante y es un excelente antiinflamatorio con resultados probados a la hora de tratar problemas como el acné, por ejemplo. Además, actúa también fortaleciendo las membranas celulares, por lo que ralentiza la aparición de arrugas y otras huellas visibles que el paso del tiempo deja sobre nuestra piel. Como dato interesante, tienes que saber que en la composición del aceite de semillas de uva, el ácido linoleico se encuentra en una proporción que puede oscilar entre el 65 y el 85%.
– En cuanto al ácido oleico, presente también en muchísimos otros aceites vegetales (de oliva, aguacate, girasol, maíz, almendras, etc.), se encuentra en el aceite de uva en proporciones de alrededor del 20% y es un ácido graso de gran poder emoliente, antioxidante y anti envejecimiento que aporta elasticidad a la piel.
- La uva, y concretamente sus semillas y su piel, tiene un elevadísimo contenido de unos activos denominados Proantocianidinas Oligoméricas (OPC en sus siglas en inglés), que forman parte de un conjunto de complejos bioflavonoides al igual que la antocianina, ese flavonoide vegetal del que te ya te habíamos hablado en el artículo ‘Pon color a tu dieta y ganarás en salud’ cuando explicábamos las características de los alimentos de color morado. Pues bien, estos activos presentes en la semilla de la uva son unos antioxidantes tan increíbles que luchan contra los radicales libres de forma más potente incluso que las vitaminas E y C o los betacarotenos, por ejemplo. El doctor Jack Masquelier, descubridor de estos flavonoides e investigador de sus cualidades y beneficios durante más de setenta años, en 1986 vio que los OPC de la semilla de la uva eran mucho más potentes que los de otras plantas que había analizado en un principio. Entre sus beneficios: antiinflamatorio, antialérgico, previene enfermedades degenerativas y el envejecimiento de la piel, protege los pulmones, detiene la progresión de las cataratas y, entre otros, es muy eficaz a la hora de neutralizar los radicales libres.
- Es rico en vitaminas E y C:
-La vitamina E confiere al aceite de semilla de uva propiedades emolientes que hacen que actúe eficazmente como antiinflamatorio.
– Y la vitamina C es un potente antioxidante que favorece también la síntesis de colágeno, por lo que ayuda a disminuir la aparición de arrugas, activa la renovación celular y tiene el efecto de aportar luminosidad a la piel.
- Es un aceite ligero que se puede aplicar sobre cualquier tipo de piel; gracias a su acción reguladora de la queratinización, resulta beneficioso incluso para pieles con acné, como decíamos más arriba. Se absorbe enseguida, proporciona elasticidad sin dejar aspecto graso y favorece la absorción de otros nutrientes.
Y TAMBIÉN EN LA COCINA
Pues sí, nos encontramos con otro ingrediente que también se puede comer 😉
- Como apuntábamos más arriba, este aceite es súper rico en ácidos grasos poliinsaturados (Omega 6 y Omega 3), además de todos esos fitoquímicos que le aportan los saludables beneficios antioxidantes y antiinflamatorios que ya hemos citado.
- Pero hay otra cualidad que lo hace apto para su consumo y es su sabor, que puede ir desde la neutralidad, en el caso del aceite refinado, hasta el tono levemente afrutado de los obtenidos por prensado en frío, que suelen tener un suave sabor final que puede recordar ligeramente al sabor del vino. Si te gusta este sabor, puedes usar este aceite para preparar aliños de ensaladas y de otros platos fríos y en su versión refinada te puede ser útil cuando te interese que el sabor del aceite no domine en un plato.
- Se trata de un aceite con un punto de humeo muy alto, por lo que se puede usar para freír.
Por supuesto, a nivel dietético lo encontrarás en diferentes formatos, pero seguramente el más interesante es el extracto de semilla de uva. Pero eso sí, es muy importante que no te lances por tu cuenta a consumir suplementos dietéticos sin consultar antes con tu médico o tu nutricionista.
MAKE MY DAY y CLEANSE ME
En ambos productos de cuidado de la piel encuentras este aceite como ingrediente. Las razones ya las has visto, pero en cada uno de los productos nos gusta destacar cuáles son sus aportes, así que te diré solamente que en la crema Make my Day hemos seleccionado el aceite de semillas de uva porque aporta luminosidad, protege, fortalece las membranas celulares, combate el envejecimiento y regenera. Y en la limpiadora Cleanse Me, este ingrediente purifica la piel, la tonifica, nutre y le aporta una elasticidad de efecto inmediato.
Ya lo sabes, este es otro de nuestros ingredientes naturales especialmente escogidos para cuidar tu piel.
